Todo este mundo le pertenece a Jehová, pues ha sido creado por él. Nuestros cuerpos y nuestras almas también. No son nuestros, pertenecen a Jehová. Solo nuestros Espíritus nos pertenecen a nosotros, y también el mundo del cual nuestros Espíritus han venido, y al que regresarán. Nuestros Espíritus están en el mundo creado por Jehová pero no fueron creados por él, son eternos, y extranjeros en este mundo creado.Desde niños, nos han enseñado que aquí en la Tierra, Jehová ha elegido al pueblo judío para dominar el mundo y reinar sobre todos los pueblos gentiles (los goim o no-judíos). Nos han enseñado también que Jehová escribió la torá (el Pentateuco, los cinco primeros libros de la biblia) antes de crear el mundo. Y creó a su Pueblo Elegido para que cumplan esa Ley, y creó a los gentiles para servir a los judíos. Lean la biblia y sobre todo el Talmud (que es la explicación farisea y ortodoxa de la Torá) si quieren ampliar más estas cosas y saber como serán las leyes del futuro.
Cuando venga el Mesías y se de cumplimiento a todo lo que Jehová ha prometido en su Torá, y el Pueblo Judío reine sobre la Tierra, habrá entonces dos religiones, tal como lo enuncia la Torá: la religión de los Judíos (judaísmo ortodoxo y talmúdico) y la religión de los gentiles, los noaquitas (ley dada por Jehová a los hijos de Noé, pero anterior a la Alianza). Los siete preceptos noaquitas son los que regirán a los pueblos gentiles en el futuro Reino Mundial, mientras que los 613 preceptos judíos de la Torá regirán al Pueblo Elegido. Esto fue dispuesto así hace miles de años e inexorablemente y sin obstáculos este Plan se ha ido cumpliendo, pues este mundo y todo lo creado por Jehová Dios le pertenece a él.
Este orden de cosas no puede concluirse hasta que no venga el Mesías de Israel. Por lo tanto se ha ido preparando su venida en varias etapas:
Primera Etapa: El cristianismo
Los judíos (San Pablo y otros rabinos) inventaron el cristianismo para hacer conocer a los pueblos gentiles la Ley de Jehová (Torá) y los planes de Jehová. Y de paso domesticarlos y hacerlos mansos como ovejas, a través del mito Jesucristo. El cristianismo sería una buena religión para los no-judíos, hasta la venida del Mesías, claro.
Segunda Etapa: la Masonería
Con el cristianismo el plan para hacer conocer la Torá y el destino glorioso del Pueblo Elegido sobre los demás pueblos de la Tierra, en parte fue un éxito. Pero surgió un problema: los cristianos no se domesticaron del todo y comenzaron a sentirse superiores a los judíos, y luego muy antisemitas, y terminaron persiguiendo y matando judíos. Entonces inventaron la masonería.
La masonería es una crítica terrible contra el cristianismo, al que había que desmantelar a toda costa. En la masonería se afirma desde un principio la superioridad de los judíos y el destino glorioso de Israel por orden de Jehová. Pero se tranquiliza a los no-judíos diciéndoles que en el Reino Mesiánico los masones ocuparán lugares privilegiados. El dios de los masones no-judíos no será Jehová, sino una entidad menor: El Gran Arquitecto del Universo. Esta religión está más cerca del judaismo y jamás será antisemita. Además, tras siglos de propaganda cristiana, ahora en la masonería puede hablarse más claramente sobre los planes talmúdicos para la conquista del mundo sin que nadie se horrorice. Efectivamente, en muchos aspectos la filosofía de la masonería parece haber sido pergeñada por un erudito, o eruditos, en Talmud.
Viene a colación un intento masónico de planificar otra religión para los no-judíos antes de la llegada del Mesías: el falso luciferianismo de Albert Pike en el Siglo XIX. ¡Lucifer, un dios para los no-judíos, y al servicio de Jehová! Esto, por ser tan cómico, burdo y absurdo, no tuvo ningún éxito, salvo por alguna confusión que sembró en su época.
Tercera Etapa: El marxismo
Una vez adoctrinada y «educada» la humanidad en la filosofía y religión masónicas, y reconocidos en mayor profundidad por los no-judíos los planes de Jehová para su Pueblo Elegido, y extendidas las ideas masónicas en todas las naciones del mundo, faltaba una estocada más. Esa nueva estocada es el marxismo. Y su religión para los no-judíos: el ateísmo.
Cuando venga el Mesías solo habrá el supremo imperio de Torá y Talmud en toda la Tierra. El Pueblo Elegido se ha transformado en su propio Mesías y avanza decidido a su triunfo final. Todo lo que vimos hasta ahora solo ha sido la preparación para lo que vendrá. El sistema soviético tal vez haya sido un pálido y suave anticipo de ello. Desaparecerá toda religión, todo libro, toda idea que no esté alineada con Torá-Talmud. Y solo estarán las dos religiones estipuladas en la Torá: La de los judíos y la de los noaquitas. Y nada más habrá.
El horrible proceso de esclavización humana, cuya aceleración comenzó con el cristianismo durante la decadencia del Imperio Romano, está llegando a su objetivo y meta final. Solo un milagro, una intervención providencial, no-humana, no de este mundo, podrá evitar la catátrofe de la Dictadura Mundial Satánica.
Bibliografía obligatoria:
Benamozegh, Elie: «Israel Et L`Humanite».
Rivanera Carlés, Federico: «La judaización del cristianismo y la ruina de la civilización», tomo III, Capítulo 44: La etapa final: El «catolicismo de Israel» o noeísmo. (Noeísmo, noacitas o noaquitas es lo mismo).