Por Mario I. García V.
«Soy Ungern Khan. Mi nombre es odio y terror»
También conocido como Ungern Khan, o el Barón Sanguinario, o el Dios Blanco de la Guerra. El Enemigo como es su costumbre lo tildó de loco. Nació en 1886 y fue asesinado por los bolcheviques en 1921, a la edad de 35 años. Fue un noble y militar ruso de origen alemán en el Ejército Imperial Ruso y uno de los caudillos del Movimiento Blanco durante la Guerra Civil Rusa, enfrentando a los bolcheviques al mando de su legendaria División Salvaje de cosacos. Por su extrema temeridad y crueldad se ganó en apodo de Barón Sanguinario, llegando posteriormente a convertirse en un brutal señor de la guerra que dominó Mongolia y los territorios al este del Lago Baikal. Autoproclamado teniente general fue de facto dictador de Mongolia entre marzo y agosto de 1921. Proyectó crear un gran imperio en Asia Central, siguiendo la estela de Gengis Khan, para luego de fortalecerse en Asia marchar sobre Rusia y liberarla del infierno bolchevique.
Luego de liberar a Mongolia de los comunistas fue honrado con los títulos de Khan (Emperador) y de Tsin Van (Príncipe Mongol) y otorgósele el anillo de esmeralda con la svástica grabada, como el de Gengis Khan.
Fue traicionado por algunos de sus subalternos y entregado a los bolcheviques, quienes lo condenaron a muerte y ejecutaron luego de la acostumbrada parodia de juicio.
En Mongolia aun hoy se lo recuerda y venera como la reencarnación de Gengis Khan y se sigue esperando su regreso para que vuelva a liberarlos de la opresión marxista. Durante mucho tiempo, en los templos se profetizó que Ungern Khan saldría de las profundidades de la tierra, o sea del reino de Agharta, cabalgando un caballo blanco para erradicar el mal del mundo.
Ferdinand Ossendowski, que le conoció y trató, se refiere a Ungern von Sternberg en su sobrecogedor libro «Bestias, hombres, dioses»:
«Me narraron su batallas con los bolcheviques en Transbaikalia y en Mongolia con los chinos, cerca de Urga, y cómo descubrieron en varios soldados chinos pasaportes firmados en Moscú. También me hablaron de la bravura del barón Ungern, quien en lo más recio de los combates solía sentarse junto a una hoguera, en la línea de fuego, fumando o bebiendo té, sin miedo a las balas. Una vez setenta y cuatro balas le atravesaron el capote, la montura y las cajas colocadas a su lado, y ninguna le tocó. La influencia que ejercía en los mongoles la debía a su invulnerabilidad» («Bestias, hombres, dioses», capítulo 34).
También acostumbraba en las batallas marchar siempre adelante, en la primera línea del frente, armado solo de su fusta cosaca.
Mas adelante, Ossendowski nos relata en encuentro entre Ungern von Sternberg y el Bogdo Khan, y la profecía de este último: «No morireis; reencarnaréis en la forma del ser mas elevado ¡Acordaos de esto, dios encarnado de la guerra, Khan de la Mongolia agradecida! Comprendí que el Buda vivo daba al General Sanguinario su bendición antes de la muerte» («Bestias, hombres, dioses», capítulo 38). ¿Hubo después de Ungern otro Señor Blanco de la Guerra reencarnado en esa primera mitad del Siglo XX? Investiguen y despierten.
Y en ese mismo capítulo 38, Ossendowski relata quizás el último y muy significativo mensaje de Ungern: «¡Rusia debe primero lavarse del insulto revolucionario, purificarse en la sangre y la muerte; cuantos acepten el comunismo tienen que perecer con sus familias, para que su descendencia desaparezca por completo!…Adiós para siempre. Padeceré una muerte atroz, pero el mundo no ha visto nunca una catástrofe y un diluvio de sangre como el que no ha de tardar en ver». ¿Hubo después de Ungern un diluvio de sangre y una catástrofe como la vaticinada, en esa primera mitad del Siglo XX? Investiguen y despierten.
Es digno de destacar aquí que esas palabras de Ungern von Sternberg fueron publicadas por Miguel Serrano en el número 22 de la revista «La Nueva Edad», página 2. Y ya que tocamos el tema de «La Nueva Edad», vean en la página 16 del número 33 lo que acostumbra a hacer el Enemigo con los cadáveres de heroes hiperbóreos como el barón, luego de la «muerte atroz» («muerte atroz» significa tortura ritual y crimen ritual). Y si los entusiasman esas lecturas, ya que estamos entrando en calor, busquen mas datos en las páginas 17 y 19 del número 25, abajo a la derecha, para enterarse de quienes están detrás del bolchevismo. No se llevarán ninguna sorpresa. Investiguen y despierten.
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