Escrito en 1938 en idioma alemán. Traducido por primera vez al castellano para los lectores de gnosisprimordial.com
Aunque yo vea finalmente a la excomunión, la cual me fue dada hoy, como una gran honra, ya que ella me colocó en la hilera de todos los grandes luchadores por la verdad y libertad, no puedo dejar de destapar ante todo el mundo, la tergiversación de los hechos de este decreto y poner en la luz correcta sus bajos fundamentos que la motivaron.
La disposición contiene en primer lugar, como he dicho, una burda tergiversación de los hechos, porque en ella se afirma que yo estoy “excluido” de la iglesia. Entonces yo tendría que haber estado todavía dentro de la comunidad de la iglesia cuando fue escrito este decreto! Si yo ya he salido de las iglesia hace más de 14 años y he afirmado en todos mis escritos que me he desvinculado irrevocablemente de la iglesia romana, o sea que yo por mi parte he excomulgado a la iglesia y no la iglesia a mi. ¿Como se puede ahora delante del público querer despertar la impresión, que yo, como castigo por cualquier falta, estaría excluido de la iglesia?
También por otras causas es muy desechable este decreto! Me hubieran querido condenar preferiblemente a la hoguera y solamente lamentan que el brazo mundano del estado y el progreso de la humanidad le han atado las manos a la iglesia. Y como yo he salido de la iglesia por amor a la verdad y como no se pueden refutar mis escritos, no quedó otro medio, para llevarme a enmudecer, que la excomunión. A la verdad, si va a ayudar, no lo sé. Solamente se, que una manera de proceder como esta, hay que valorarla muy profundo.
Esta disposición representa finalmente una presunción sin igual!
En el hecho! ¿Cómo se puede querer molestar a un ser libre, el cual ha dejado toda relación con la iglesia, con una medida de castigo muy al estilo de la edad media?
¿Cómo se puede llegar a imputar a un ser libre como si fuera un delito el haberse casado por civil?
¿Cómo es posible que se llegue a tomar a mal, que un ser libre, divulgue en sus escritos la verdad respecto de la iglesia y sus enseñanzas? ¿No se hubiera tenido que, de una forma u otra presentar primero la prueba, de que yo estaba errado con mis publicaciones, antes de que se me condenara? Se ha olvidado de tal manera la palabra de la Biblia: “ Si he hablado mentira, entonces demuéstralo! Pero si he hablado verdad, porqué me pegas? “
Y ahora lo más tremendo! Se me ha condenado dejando de lado el principio máximo del derecho: “Audiatur et altera pars”, un principio que en el derecho de todos los pueblos civilizados se le otorga hasta al mayor de los delincuentes. Sí, se me ha condenado, sin siquiera escucharme! Eso no solo demuestra que las sentencias de derecho del Vaticano se encuentran todavía en un estado indigno para el ser humano, sino también me da el derecho de reclamar el fallo de la totalidad del mundo actual y el que vendrá contra un proceder de esta clase. Y esto es lo que quiero hacer por este medio, presentando al mismo tiempo en forma fidedigna todo el hecho.
Hablaré con la sinceridad, como le corresponde a un hombre, para el cual no hay consideración hacia su persona; para el cual más bien vale la verdad como única y mas elevada guía de la vida, porque ha dado todo por ella.
En el veredicto, como ya fue dicho, se ha callado a sabiendas, que yo salí hace ya catorce años, por iniciativa propia, de la iglesia católica.– y solamente , porque años de investigación muy seria y científica me han impuesto el conocimiento, a pesar de toda la resistencia , que docenas de los dogmas más importantes nombrados, aquellos que se refieren a los sacramentos, están en la mas fuerte oposición pensable con la Biblia y son puros inventos de los hombres; y que para mi era imposible que yo siguiera en consecuencia proclamando estas enseñanzas como “Palabra de Dios” y creyera las mismas.
Mi convicción ganada por el estudio, la he presentado en palabra y por escrito al salir de la iglesia en el año 1924, al obispo de Paderborn, actual arzobispo Dr. R. Klein, el cual me contestó, que su cargo no le permitía hacer este tipo de estudios y en consecuencia el no podía refutar mis presentaciones; pero él las dejaría refutar. – A esta refutación he esperado vanamente hasta el día de hoy.
Ocho años después de mi salida, después que yo por ende había tenido tiempo y oportunidades de revisar reiteradas veces mi paso y profundizar mis estudios, tomé mi refugio en el público.
Tenía derecho a esto; porque cada ser humano, igual que el papa, tiene un derecho no solo de poseer él mismo la verdad, sino de darla a conocer y destapar errores existentes y rebatirlos. Por lo que se ve, he actuado limpiamente, mientras que el trato, el cual me fue dado por la iglesia, es todo menos limpio, como voy a demostrar a continuación.
Como he dicho, presenté con franqueza en los escritos que vienen a continuación, mi punto de vista e igualmente con franqueza escribí, que estoy dispuesto a defender públicamente la verdad de mis tesis ante cualquier teólogo citado, y ofrecí, en el caso de una refutación mi sumisión. Más de cinco años han transcurrido desde entonces. Se tuvo tiempo suficiente, para dejar revisar por los mejores teólogos punto por punto los resultados de mis investigaciones y dejar preparar una refutación, si una tal fuera posible.
Yo sé, que en el proceso llevado contra mi, ha figurado mi propuesta como consejo; pero también se que no se podían encontrar los teólogos, los cuales hubieran podido refutar mis escritos. Quiero decir por qué: porque a pesar de toda la infalibilidad y a pesar de todas las iluminaciones e inspiraciones del “Espíritu Santo” y a pesar de toda la versatilidad teológica, son irrefutables los resultados claros y sin mancha de la ciencia. Pues ahí hay una sola verdad: la verdad comprobada científicamente; y de esta verdad ya se habló en la sentencia de condena, la cual sin derecho ni justicia fue pronunciada sobre mí en el juzgado. Y esta dice como Daniel 5,25.
Si yo hubiera salido de la iglesia por otras razones, por ejemplo solamente para casarme, entonces se me puede condenar quizás con razón, sin con ello poder refutar las razones de mi accionar. Pero yo me he casado recién tres años después de haber salido de la iglesia, cuando sabía exactamente, que ya no volvería nunca más como sacerdote a la iglesia católica. Y a la verdad yo no me casé solo por civil, como se quiere hacer creer en el edicto de excomunión, sino también por la iglesia católica. Pues en aquel entonces todavía pensaba realmente como un cristiano y me conseguí por ello la bendición de la iglesia exactamente igual como Jacob obtuvo la bendición de su padre Isaac, según la Biblia. Se ve: totalmente según modelos famosos!
En mi caso las cosas están dadas bastante distintas. Por intermedio de la publicación con autorización de la iglesia de mi traducción de las cartas del Apóstol Pablo, he solucionado casi todas las muchas dificultades de las cartas del Apóstol Pablo, las cuales hasta ahora parecían sin solución, y también he traducido muchos textos por primera vez correctamente, los cuales hasta entonces se consideraban como completamente incomprensibles. Esto hasta me lo han certificado por escrito excepcionales teólogos católicos de la materia.
Pero justamente se fundamentan mis quejas contra los dogmas mencionados de la iglesia católica, sobre la rectificación del sentido de las cartas de Pablo y unas pocas partes de los Evangelios y otros Libros del Nuevo Testamento, respecto de los cuales hice estudios especiales para completar el cuadro de la enseñanza y de la Persona de Cristo, los cuales obtuve de las cartas de Pablo. En todos estos estudios he sido por demás cuidadoso, porque sabía con exactitud, que es lo que dependía para mi de ello y que cada equivocación llegaría a la corta o a la larga a la luz. Y recién cuando vi, que los conocimientos adquiridos eran irrefutables, los he tomado como base para mas investigaciones y de este modo he vertido tanta nueva luz sobre los objetos individuales como por ejemplo los sacramentos y las profecías de Cristo del fin del mundo, que por ello es derribada completamente toda la enseñanza católica de la salvación y también es liquidada científicamente.
Y ahí se cree, que con una simple excomunión de la edad media se me puede hacer callar la totalidad de los descubrimientos hechos por mi y los resultados de investigaciones de muchos años? Esto es lo más increíble, que me ha sucedido. Si el Papa como Pontífice quiere él mismo ser científico, ¿dónde queda entonces su respeto ante la ciencia?
Yo volvería a solicitar hoy en día una vez más la refutación de mis comprobaciones; pero lo dejo de lado, porque se exactamente, que ni se piensa en refutar mis escritos, o dejarlos rebatir. Porque se sabe, igual que yo, que mis ponencias, en sus lineamientos básicos, son totalmente intocables y que toda otra investigación los confirmaría y profundizaría. Y por ello se me condena, porque no se me puede rebatir!—De esta forma no se puede detener el triunfo de la verdad!
Se me condena “en el Nombre de Cristo”! – En mis tres escritos: “Un sacerdote llama: soltarse de Roma y Cristo! Como también: “El gran error del Cristianismo—comprobado por un sacerdote”, ambos editados en la editorial Ludendorff en Munich, y finalmente: “La Desilusión de un Sacerdote”, Editorial Claridad, San Jose1641, Buenos Aires, he elevado los más graves reparos contra la Persona de Cristo; reparos que no se apoyan en reflexiones llenas de fantasía, sino en las crudas palabras y hechos que la Biblia misma nos informa.
Se hubiera tenido que aceptar, que el vicario de Cristo y asimismo sus obispos y sacerdotes se hubieran tenido que parar delante de la Persona de su Salvador para protegerlo. Sí, se hubiera tenido que creer, que no solamente hubiera sido algo fácil para ellos el refutar esos reproches, sino que también hubiera sido su obligación y deuda, hacer esto.
Pero nada de todo esto! — El vicario de Cristo deja tranquilamente, que yo, en forma detallada y minuciosa y con toda claridad imaginable, traiga las pruebas, de que Cristo, según la profecía principal de su vida, la cual está sepultada en cada página del nuevo Testamento, y que forma la parte principal de su enseñanza y de la enseñanza de sus apóstoles: que el todavía en vida de sus discípulos volvería para el juicio del mundo y para el fin del mundo; que Cristo no cumple esta profecía; que el por ende en esto no solamente ha desilusionado de la forma más terrible no solo a sus apóstoles y discípulos sino a todos, que en él crean, – con culpa o sin culpa, eso lo dejo por ahora abierto – .
Es en vista de una acusación tan tremenda, la cual tiene el más alto significado para el enjuiciamiento de la persona de Cristo, y a la verdad especialmente cuando se lo considera a Cristo como Dios, como lo hace la iglesia católica, no es entonces un olvido por obligación imperdonable, si aquellos que dicen ser sus amigos, sirvientes y vicarios, no traten de alguna manera de limpiar a su Señor y Maestro de un cargo de ese tipo? ¿Puede haber a la verdad otra disculpa por un accionar de esta clase, que aquella, que Cristo ha hecho esa profecía y no la ha cumplido? ¿No es acaso el enmudecimiento de toda la iglesia, inclusive del Papa, una aceptación clara?
Pero como se me condena en el nombre de Cristo, entonces se me permita por lo menos tres preguntas, las cuales tengo en especial sobre el corazón.- Aquí están:
Primera. ¿Existe sobre la tierra un contraste (contradicción) más grande que el establo de Belén descrito en la Biblia y el palacio más grande y costoso de esta tierra, yo me refiero al palacio del Vaticano con sus 11.000 salones, en los cuales habita el Papa con su corte, sus sirvientes y su custodia personal?- Quizás yo sea corto de entendimiento, y se me podría mostrar, que a decir verdad el Vaticano sea igual de miserable y bajo como el establo de Belén!
Segunda: ¿Existe una contradicción más evidente, que la descrita en la Biblia del Cristo desnudo en el madero de la vergüenza y el Papa cargado con oro, plata y piedras preciosas, el cual está sentado en su maravilloso trono en vestidos de seda, dejándose besar los pies y se deja esparcir incienso y al mismo tiempo afirma, que él es el vicario de aquel Cristo crucificado?- Si a todo esto leo por ejemplo en 1ra. de Corintios 4, entonces me sube a decir verdad una silenciosa duda respecto de un vicario de Cristo de esa índole. No puedo relacionar bien una cosa con la otra y me alegraría, si me enterara, de que forma. el discípulo debe estar realmente por encima del Maestro (Mateo 10:24). Los apóstoles pensaban y actuaban sin embargo en forma totalmente distinta, y a la verdad exactamente así como Cristo lo había solicitado,- por lo menos así está escrito en la Biblia.- Pero sigamos!
Tercera: ¿Como concuerda el Renunciamiento a toda riqueza por parte de Cristo y su estricta, siempre repetida exigencia a los apóstoles y discípulos a la total pobreza en contraposición a las incontables riquezas de la iglesia católica, la cual alardea de las mismas, la cual posee justamente más de aquellos tesoros terrenales, los cuales Cristo más condenó y cuyos sacerdotes, obispos y Papas no tienen ni rastros de la pobreza de Cristo y sus apóstoles, por lo contrario llevan sobre sí más, hasta viven como señores, reyes y emperadores?– Quizás tampoco vea en esto claramente y me podrían mostrar que se puede muy bien hacer lo contrario de lo que dijo e hizo Cristo y sin embargo todavía hacer lo mismo que él. Yo tendría también algunos puntos, en los cuales yo haría con gusto lo contrario de lo que Cristo ha enseñado y hecho. Solo temo que quizás entonces no resultaría lo mismo. Quizás se me podría mostrar, cómo se debe hacer; el Papa tiene experiencia en esto y yo desearía gustosamente aprenderlo.
Hablo realmente en serio. Pues quisiera realmente nombrar las cosas una vez por su nombre correcto y ponerlas en la luz correcta. Al hacerlo he sacado solo tres puntos. Pero yo hubiera podido mencionar con facilidad treinta y más contradicciones entre Cristo o la enseñanza de los apóstoles y el ejemplo y el comportamiento de sus representantes. Con seguridad han sido introducidas estas contradicciones en la iglesia a lo largo de los siglos, por Papas, los cuales se olvidaron de sus obligaciones.
Pero esto no les da ningún derecho de existencia. Si las enseñanzas y mandamientos de Cristo, como ellos afirman, son enseñanzas y mandamientos de Dios, entonces lo son para la eternidad. Y exactamente igual como Cristo, según la Biblia, rechazó a los fariseos y doctores de la ley, tendría que rechazar la corrupción de su iglesia.
¿Con qué conciencia se quiere mantener enhiesta esta increíble tergiversación de la enseñanza de Cristo y hasta participar de ella, siendo esta reversión de su ejemplo justamente lo contrario? ¿Tiene un Papa, cuya forma exterior de vida es justamente lo contrario de la forma de vida de Cristo, todavía el derecho de hablar en el nombre de Cristo y hasta en su nombre anatematizar a otros? Ellos a la verdad pueden vivir como quieran; pero si dicen ser el vicario de Cristo, entonces tendrían que vivir tan pobremente y sin todos los tesoros terrenales, así como vivieron Cristo y sus apóstoles según dice la Biblia.
Seguro soy el último que pediría al Papa que venda ahora el Vaticano con todos sus tesoros terrenales y que el producto, según la enseñanza de Cristo, lo diera a los pobres (Lucas 18,22). Con razón se temería, que posiblemente ya el sucesor quisiera tener llena la bolsa de Judas y que continuaría realizando la traición a la enseñanza de Cristo aunque tenga que vender el Estado de la Iglesia por segunda vez.
Por otra parte solo quise colocar el dedo sobre las monstruosas contradicciones entre Cristo y sus seguidores, las cuales saltan a la vista. Y esto lo puedo decir: con todos los sofismas del mundo no le sería posible ni a los Papas ni a ninguna otra persona negar estas contradicciones innegables e insalvables. Ellos podrán con brillo exterior, riqueza y poder y mediante la piedad externa, la cual es propia del culto católico, llevar por caminos equivocados a los seres humanos que no piensan, así como también lo hicieran en su oportunidad los altos sacerdotes, doctores de los escritos y fariseos, y como lo supieron hacer desde siempre los sacerdotes de todos los tiempos de todos los pueblos y de todas las religiones; inteligentes y pensantes seres humanos no se van a dejar engañar por ello. Para ellos serán esas contradicciones e inconsecuencias el comprobante más claro e irrefutable para el monstruoso engaño, el cual de esta forma se está realizando a la humanidad, y más lejos, el más claro y seguro comprobante también, que con semejantes vicarios de Cristo, no es posible encontrar ni el rastro de la enseñanza de Cristo ni de su ejemplo.
Por otra parte se me condena en el nombre del cristianismo.- El cristianismo ha exigido unos 80 millones de sacrificios sangrientos por medio de sus interminables guerras religiosas, sus bárbaras persecuciones a herejes, sus procesos escalofriantes a las brujas, su inquisición llena de torturas, etc. Esto es más que lo que han tragado todos los poderes paganos de la tierra juntos. El cristianismo por otra parte, ha sembrado entre los pueblos rasgados por las confesiones y su división en sectas, el odio imaginable más grande, el cual se busca sin éxito en la historia de los tiempos antes del cristianismo, en lugar del amor, el cual formaba el fundamento y el mandamiento principal de la enseñanza bíblica. Y el cristianismo ha dividido a los pueblos cada vez más y ahora después de 2000 años de su “accionar” dejó un caos en la infeliz Europa, como no lo puede exhibir ninguna época de la historia mundial y como no puede ser pensado peor. – Estos son los frutos del cristianismo, y mediante estos frutos hay que reconocerlo.
¿Y si se reconoce así la miseria de hoy en día como verdadero y único fruto del cristianismo, quien no cree entonces, que sería una bendición para la humanidad si este judeo-cristianismo desapareciera del mundo juntamente con todas sus utopías y le hiciera lugar a un pensamiento más sano, a una concepción de vida más verdadera y a una creencia en Dios basada sobre reales conocimientos de la naturaleza?
En el hecho: si la miseria y el caos de hoy en día significan la redención, la cual ha prometido el cristianismo, entonces nos guarde Dios de esta salvación! Nunca estuvieron los pueblos así de esclavizados como hoy en día, después de una liberación de 2000 años por medio del judeo-cristianismo!
No me vengan con la frase hace ya mucho rebatida, que los pueblos de Europa no son mas cristianos y por ello son tan infelices. Por el contrario: casi todos los gobernantes y todos los pueblos de Europa se confiesan expresamente cristianos. Por supuesto la situación de este cristianismo es la misma que la de la representación del pobre Cristo por el rico Papa, de la que hablé antes. Sí, los pueblos de Europa son todos igualmente de cristianos como la iglesia católica de pobre y como los sacerdotes son célibes y como el “Santo Padre” está lleno de amor hacia sus enemigos, como por ejemplo lleno de amor hacia mí. Pero ellos son cristianos, y a decir verdad igual de cristianos como antes, cuando los cristianos se degollaban en las guerras religiosas, en las persecuciones de herejes, etc.; solamente que hoy en día en lugar de persecuciones a los herejes, guerras religiosas etc., el cristianismo se expresa de otra forma. No como antes. Porque antes se odiaban las confesiones (por orden de la Iglesia!), hoy en día se odian los pueblos.
¿Acaso es sorprendente esto? Este giro del orden, esta inversión de los propios principios en su contrario, este acuerdo del odio ilimitado con el mandamiento del amor están absolutamente fundamentados en el ser del cristianismo! Si Cristo mismo no sólo se autonombró el samaritano misericordioso, sino también como un rey que se venga tremendamente de sus enemigos y los deja estrangular delante de sus ojos (Lucas 19,27), como un juez, el cual condena a sus contrincantes sin misericordia al castigo del infierno eterno; como uno que no vino para traer la paz sino la espada y para instigar al hijo contra su padre y a la hija contra su madre (Mateo 10,34).
¿No han actuado los Papas de todos los tiempos según este modelo contra los enemigos de la iglesia? ¿Acaso no ha tenido toda la cristiandad a través de los siglos ante sus ojos el ejemplo del odio sin nombre, de aquellos que proclaman el amor? ¿No tenían que aprender los pueblos de este ejemplo? Seguro- y ellos lo han logrado muy bien.
De este tipo de enseñanzas contradictorias se encuentran en el cristianismo una gran cantidad y si no son contradictorias, entonces son exageradas y por ello irrealizables.
Que me digan: que cristiano no se preocupa por el día de mañana y no se pregunta: ¿qué comeremos, qué beberemos, con qué nos vestiremos? Una despreocupación de esta clase solo se la pueden permitir a lo sumo los curas y los cristianos ricos! Si lo hicieran los pobres, se morirían de hambre por millones, como se puede observar en China. ¿Y que cristiano le da además su sobretodo al que le acepta el saco, le da, al que le pega en la mejilla derecha también la izquierda, o se alegra cuando sufre persecuciones por amor a Cristo? ¿Acaso no protesta hasta el Papa en voz alta y fuertemente por supuestas persecuciones de sus ovejas en otros países, en lugar de que se alegre y regocije, como lo pide la Biblia (Mateo 5,12)? ¿Acaso no los amenaza con la muerte a los que le pegan? ¿Dónde queda ahí la mejilla izquierda? Si hasta los mismos vicarios de Cristo muestran a través de su comportamiento, que no cumplen la palabra de Cristo, si en muchas e importantes cosas hacen lo contrario,- ¿que es lo que se puede esperar de los mismos cristianos?
Así guarda el cristianismo en sus enseñanzas más importantes el germen de la discordia y de la imposibilidad de cumplir las enseñanzas, y con ello de la disolución y de la transformación en lo contrario en sí mismo y se revela así en una pura utopía. ¡Hay de aquel que las sigue! ¡El corre a su propia perdición! A través de dos milenios ha demostrado el cristianismo en toda relación y en todos los pueblos esta su imposibilidad de cumplimiento y la reversión de las propias enseñanzas a lo contrario. Comenzó en todas partes con el amor (salvo en Alemania, donde a nuestros antepasados fue impuesto por la fuerza) y terminaba con el odio. Vinieron monjes pobres y pronto el tesoro de la iglesia era más grande que la bolsa del estado. Humildemente pedía en todas partes que se le dejara entrar y ávido de poder exigía pronto el estrangulamiento y la muerte de todos sus opositores. Surgieron sectas y nacieron un nuevo odio y una sangrienta persecución. Siempre y reiteradamente prometía la suerte y traía la espada.
Papas desalmados invocaban al cristianismo como tiranos sin Dios y sanguinarios verdugos religiosos sin conmiseración. El cristianismo le extendió a cada maldad la mano; sabe fundamentar como ética cada tergiversación hasta de los mismos mandamientos; ofrece a los pueblos y “jefes de estado”, para seglares y religiosos la mejor ayuda para realizar también las injusticias más grandes y burdas con la conciencia tranquila y cristiana y de cubrirlas con el manto de la religión. Y todos se consideran con el derecho de hacerlas, como los centenares de sectas se creen que solo ellas poseen la verdad. Todas afirman actuar en el nombre del cristianismo. ¡Que es lo que no sucedió en el nombre del cristianismo! ¡Que delitos, que vicios, que mentiras no habría, las cuales no se habrían hecho en el nombre del cristianismo – comenzando con la increíble y sangrienta lucha entre católicos y arrianos en el siglo 4to., hasta la bendición de tanques, cañones y aviones de guerra como así también otras armas asesinas con las cuales los cristianos de hoy demuestran su amor cristiano! ¿No es la burla más tremenda sobre todo lo que significa religión? No, el cristianismo no hizo a los pueblos felices; por el contrario produjo desgracia indescriptible.
Ninguna de las historias del mundo fue escrita así con sangre, como la historia de la iglesia, la cual yo ya como teólogo solamente con verdadero terror leía y tenía que estudiar. Y la historia de la iglesia es la historia de Europa. ¡Si entonces Europa hoy en día, después que el cristianismo la había impregnado durante tantos siglos con sus enseñanzas, pero en igual cantidad de siglos ha demostrado de miles de maneras su total falta de poder y su corruptibilidad; yo digo, si Europa ha cosechado como fruto del cristianismo el mayor de los caos de todos los tiempos, entonces sería una locura después de tantas veces querer volver a intentarlo con este judeo-cristianismo! Entonces debe reconocer el mundo finalmente al cristianismo como aquello que es en realidad: una utopía nacida de un verdadero espíritu judío, para desgarrar a los pueblos y transformarlos en esclavos sin voluntad; y por ello hay para Europa solamente un camino para salir de este caos: la liberación final y total del cristianismo judío.
Con esto no se debe negar al cristianismo todos y cada uno de los méritos, pero justamente en el campo de lo ético y religioso, de lo que se trata en primera línea, le ha producido a la vida propia de los pueblos los daños más grandes a través de la implantación de puntos de vista y costumbres ajenas a los mismos. Las costumbres de los antiguos germanos por ejemplo, estaban muy por encima de las costumbres de los alemanes cristianizados como lo atestiguan Tácito y otros escritores. Díganme ¿que valores éticos y religiosos ha dado el cristianismo por ejemplo al pueblo alemán? Si para ello se toma el hecho ya nombrado, que el cristianismo con su persecución de los herejes, quema de brujas, guerras religiosas, inquisiciones, inútiles cruzadas etc., las cuales eran todo menos “por Dios deseadas”, han causado hasta hoy cerca de 80 millones de víctimas de sangre. Esto ya no es solamente más que todos los inconversos poderes malignos del mundo han tragado, sino también deja ver la verdadera cara del cristianismo judío y comprender su verdadero valor. Pues en vista de aquellos 80 millones de sacrificios de sangre no expiados, debe enmudecer cada uno de los méritos del cristianismo, si los hubiera. El mismo se ha hecho indigno de toda razón de ser, ¡Sí, debería él mismo por vergüenza, hundirse en la tierra!
Finalmente se me condena en el nombre del catolicismo: aquél catolicismo, el cual desde el comienzo del registro del tiempo cristiano, ha entendido como ninguna otra secta cristiana, de rabiar contra sus opositores con fuego y espada, y así ha pisoteado con los pies el mayor de los mandamientos, el mandamiento del amor; aquel catolicismo, el cual ya nos ha introducido en el corazón, en nuestra más tierna infancia, el odio contra nuestros conciudadanos protestantes, los hijos del mismo pueblo, y ha vivido de este odio por siglos; aquel catolicismo, el cual combatía con sus dogmas de la edad media, con el cuchillo, contra todo progreso del espíritu; obligó a un Galileo a retractarse de sus conocimientos científicos; escribió bibliotecas enteras contra el sistema solar de Copérnico y cuya aceptación sabía posponer por siglos; aquel catolicismo, el cual nos indicaba, a nosotros curas, a combatir con todos los medios y sin influencia de cualquier conocimiento la moderna enseñanza de la descendencia y nos imponía el juramento de modernista; el cual nos obligaba anunciar a los creyentes, en contra de nuestro mejor saber y nuestra conciencia, como verdad, dogmas que hace mucho habían caducado y como no verdad los descubrimientos de la ciencia moderna.
Y lo que a mí mismo se refiere, he llegado a conocer a este catolicismo, a la verdad lo suficiente en carne propia y en el alma propia: él era el que me seducía en mi más tierna infancia con promesas celestiales; el que me obnubilaba los sentidos con incienso, canto y sonido de órgano; el que me confundía mi alma de niño con la amenaza de los peores castigos del infierno: me torturaba con miedo a interminables torturas del alma y así despertó en mi, un inmaduro niño de 13 años, la decisión de ir al convento, en parte por un así llamado amor a Dios, en parte por admiración por la iglesia, en parte como penitencia por “pecados” imaginados.
Y entonces el convento me robó totalmente mi vida personal propia; en años de mala educación. Con la ayuda de una constante imaginación, con castigos y cilicios, con el tener la obligación, me transformó en una herramienta de los superiores sin poder propio de decisión; me impulsó y llevó día a día a una vida contra la naturaleza, y me dejó saborear toda la desgracia, la cual la enseñanza masificada del convento en niños sin experiencia trae consigo, ya que los transforma en seres célibes anormales, los cuales apenas todavía merecen llamarse seres humanos. A la verdad, desde mi punto de vista, es un delito una enseñanza de esta clase; un delito realizado en cada niño que cae como víctima en sus manos.
Y el mismo catolicismo fue el que me metió luego en el sacerdocio, en los mas grandes conflictos de conciencia, porque por un lado a través del estudio de la Biblia a lo largo de muchos años me hizo reconocer claramente el error de numerosos dogmas del catolicismo, así como lo presenté en mis escritos y por otro lado no me dio el valor de sacrificar: el sacerdocio, todos los ideales de la juventud, la patria, parientes y posición en la vida por el amor a la verdad descubierta y quedarme en la calle – sin conocimiento de vida, sin experiencia de vida, sin preparación para la lucha por la existencia desnuda.
¡¿Y ahora se me quiere condenar, porque, con un resto de sentimiento de honor, el cual no fue posible ahogarlo ni con la enseñanza de 12 años en el convento ni por las buenas cosas del sacerdocio, tomé el pesado paso y renuncié a todo lo que la vida me ofrecía, solo para darle a la verdad el honor y no llevar una vida de hipocresía?! – ¿No ha pecado grandemente la iglesia católica conmigo y me ha ultrajado, cuando al presentarme esperanzas erradas me dio el impulso para la vida en el convento y así me robó toda la juventud por nada y contra nada , para que finalmente cuando en realidad ya era demasiado tarde, dejarme reconocer, que todo era solamente error?
Y todo esto se lo denomina entonces “las bendiciones del catolicismo”; eso se llama ¡¡¡“la gran suerte de ser católico”!!! Que inmensamente contento estoy hoy, haberme liberado por fin y para siempre de esta “felicidad”! Sí, reconozco gustosamente y abiertamente, que desde entonces estoy tan feliz, como nunca ni imaginaba de serlo en el catolicismo. Y lo que es lo más importante, mi actual felicidad no descansa en sentimientos fatuos y en esperanzas falsas del más allá, las cuales nunca se cumplen; está mas bien fundamentada sobre la segura posesión de la verdad, la cual ella sola nos hace libres; basada también en el estar liberado de todo, con lo que una iglesia vendedora de ilusiones llenaba mi alma; basada finalmente en una nueva forma ordenada de vida, enfrentada al estado de una inacabable demanda del tipo más bajo, la cual fue despertada en mi a través de una educación verdaderamente despreciable, sí redondeando inmoral, pero no solo en mi, no, en todos aquellos que llegué a conocer en mi paso por la iglesia católica, sus conventos y su sacerdocio y aquellos como yo, que llegaron a ser víctimas de ella.
No quiero finalizar esta carta sin exclamar: Los días de la Roma Papal y los tiempos del cristianismo judío se han cumplido!
El catolicismo y el cristianismo solo se mantienen sobre muletas; ambos solo son todavía posibles en este mundo actual cristiano lleno de mentira, de apariencia, odio y locura. Pero hoy en día ya hay millones de personas, que han reconocido el verdadero y real ser del cristianismo. Hay millones digo yo, los cuales, a raíz de este reconocimiento le han dado la espalda; millones, los cuales igual que yo, no tienen para nada en cuenta ni amenazas con castigo, ni promesas de alegrías celestiales, los cuales ven estas cosas como elementos de miedo y cuentos de hadas. Nosotros todos no queremos tener nada que ver, ni nada que tener en común con esas cosas, ni en la vida, ni en la muerte, ni en el tiempo, ni en la eternidad.
Pero ahora llamo a que todos aquellos que reciben estas líneas, que ellos sin doblar el derecho y sin miramientos hacia la persona, den su veredicto en este asunto y lo den a conocer, donde y como les sea posible, para que por fin salga una vez el sol de la verdad en el mundo, desaloje los oscuros poderes de la oscuridad y traiga aquella libertad del alma, la cual solo salva al ser humano y lo hace feliz.