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Antiguo legado reptil en la fisiología humana

Por Christian C.

Los componentes o derivados de tipo reptil en la estructura biológica humana son más concretos y notorios de lo que se piensa.
Distintos rasgos biológicos, como la propia columna vertebral (cuya vértebra inferior del hueso sacro es un derivado de lo que en el vientre materno era una cola de reptil) , el saco amniótico natal, el sistema de capas de la piel, así como también el oído humano. Todos aspectos compartidos con los reptiles.
Por lo que pese a la teoría convencional del humano como descendiente o derivado de los primates, toda la evidencia apunta más bien a que los componentes esenciales en el homo sapiens no surgieron de los primates sino de los reptiles.
Este es el famoso «eslabón perdido» que la antropología y ciencia modernas dicen no hallar. Se debe a que ocultan un origen reptil del ser humano.
El científico que más cerca estuvo de aproximarse a esta verdad fue el neurobiólogo Paul Mc Lean, quien en los 60 elaboró la teoría del cerebro triuno, o cerebro consistente en 3 partes, la más antigua de las cuales es el cerebro reptil. Esta estructura llamada cerebro reptil está conformada por el sistema reticular, los ganglios basales, el cerebelo, y el tallo cerebral.

Resulta de lo más interesante como la propia estructura del oído es un derivado reptil. Así, observando los huesos y fibras nerviosas se advierte como los huesos yunque, estribo y martillo del oído medio surgen del articular de la estructura dental de los reptiles, en tanto el tímpano devino del angular.
Algunos lagartos, como el tuátara de Nueva Zelanda, presentan todavía un ojo medial frontal ,que luego es cubierto en el transcurso del tiempo. En el caso del cerebro humano, también se advierte ese tercer ojo, que ha devenido en la glándula pineal, a partir de la que se obtienen la mayoría de las experiencias místicas.
Esta función del tercer ojo engloba 3 componentes : La glándula pineal, la pituitaria, y el tálamo, ubicado en el medio de ambas.
Este tálamo, tiene una forma similar a un huevo o también un ojo (de allí justamente su asociación con el tercer ojo), y funciona como una válvula o filtro de información que llega al cerebro, priorizando cierta información que se mantiene en el plano consciente, y relegando el resto al inconsciente. Más, si fuera posible en los ciclos oscilatorios del tálamo, sintonizar con el punto neutro, se produciría entonces una sincronización tanto del consciente como el subconsciente, o ambos hemisferios cerebrales.
De allí que el tálamo es clave en cuanto a la experiencia mística en que armoniza tanto a la pineal como a la pituitaria, a cada lado de este huevo talámico, y justamente una de las definiciones de tálamo, o thalamus, es «dormitorio» o «lecho nupcial», sugiriendo así la fusión de los principios masculino y femenino (representados respectivamente por la pineal y la pituitaria), y sincronización de ambos hemisferios del cerebro. (las dos alas del caduceo)
Esta es la razón de porque en el arte alquímico aparecen tantas pinturas y representaciones de unión sexual entre hombre y mujer, representando precisamente este proceso.
La espina dorsal a través de la cual se dice asciende esta poderosa shakti reptiloide mediante los conductos de Ida y Pingala (como las dos serpientes enroscadas en el caduceo) , incide mediante estos dos polos energético-serpentinos en la pituitaria y la pineal. Más en su ascenso, ambos polos convergen luego sincronizados en el tercer conducto ,o Shushumna (la vara central del caduceo), que comunica con el tallo cerebral (cerebro reptil) culminando en el tálamo, o «huevo» dentro del cerebro, que es «fecundado» y activado por este flujo, de un modo similar a como los espermatozoides arriban al óvulo para fecundarlo. Cabe acotar, que en el caso de los iniciados luciferinos, el despliegue, ascenso y plena manifestación del poder reptil, asume las características o aspecto de un lagarto, que es después de todo ( «una serpiente con patas»), un aspecto ofidico más completo.
Recordemos la maldición demiurgica a la serpiente, que en adelante debería arrastrarse y reptar… Lo cual implica y alude a una condición reptil más compleja, con miembros para desplazarse ( como el lagarto), e incluso quizá alas ( como Quetzalcoatl, » la serpiente emplumada»).
Este poder serpentino/ofidico , está asociado aquí con la espina dorsal, y el canal Shushumna, el tallo cerebral, y el tálamo, que aquí representa la cabeza del ofidio en el cerebro.
En el lenguaje de los mitos, este poder ha sido aludido por ej con la espada Excalibur de la saga artúrica, etc. .
Se dice que el hueso sacro o cóccix, en la base de la columna, es la fuente o base de esta energía, que yace dormida como una serpiente enroscada. Y así, desde el hueso sacro en ascenso, las primeras 8 vertebras representan aquí la cola de la serpiente.
Paradójicamente también si lo vemos alrevez, la propia columna se ve como una serpiente, y el cóccix semeja la cabeza.
Todo esto sugiere y remarca que el poder serpentino tiene su marca o impronta en la propia biología humana, como un legado oculto que se ha perdido, o permanece dormido en la mayoría.
En el caso de los faraones egipcios, la serpiente Ureo en la corona, sugería que la visión mística asociada al tercer ojo (pituitaria, pineal y tálamo) estaba activada.
La propia ubicación de la serpiente Ureo extendiéndose desde la frente, indica una correlación con la glándula pineal.
Por otra parte, en el arte egipcio la representación del ojo de Horus parece exactamente ser un diagrama de donde se halla la pineal.
En ocasiones la corona portaba dos serpientes, que se dicen representaban el alto y bajo Egipto. Más en términos esotéricos eran representativas de Ida y Pingala, así como de ambos hemisferios del cerebro, y también la glándulas pineal y pituitaria.
El tálamo visto desde arriba semeja también un escarabajo, y así ha sido representado por los antiguos egipcios, siendo sus dos alas los lóbulos temporales del cerebro. El escarabajo ,o Khepri, era para los egipcios un símbolo de inmortalidad y renacimiento, todo lo cual está conectado.

También puede establecerse el paralelo con otra tradición mítica, como la del manzano dorado de las Hespérides que confería la inmortalidad.
Así, en el árbol espinal, estos 3 componentes ya mencionados (pineal, pituitaria y tálamo) serían el fruto del árbol, o las «manzanas doradas», que se dice tenían como guardián a la serpiente/dragón Ladon.
Y del mismo modo, en cierto nivel de significado, los cabellos serpentinos de la Gorgona son también extensiones del cerebro reptil en su plena activación.
Bajo esta perspectiva se comprende mucho mejor el significado de antiguas representaciones similares en culturas distanciadas entre si, como por ej el egipcio Osiris o la Diosa azteca Chalchiutlicue sosteniendo un cono de pino .
Este cono o piña que siempre aparece, es indicativo de la glándula pineal.

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