Marcial Maciel, el sacerdote depravado, el pedófilo infiltrado en la iglesia de Roma, el gran sodomita protegido por la curia. Solo paredón de fusilamiento cabía para ese monstruo del Averno.
Marcial Maciel, el gran sofista homosexual, sigue siendo protegido por los idólatras de Roma, esta vez con el perdón.
Marcial Maciel, para disimular sus crímenes y robos, fundó la maligna orden Legionarios de Cristo. Aquí en España la llamaban los Millonarios de Cristo, porque era condición necesaria para ser admitido la de ser millonario. Y todo iba para el bolsillo del degenerado. Y parte por supuesto a Roma. Fue protegido por los últimos papas hasta que cambió este mundo por el de fuego eterno, donde estará sufriendo el castigo reservado para los sodomitas, según nos dice Dante.
Vade retro satanás, nunca perdones a la Bestia. Es una afrenta a todos los católicos acollararse con la Bestia.
Marcial Maciel, el sacerdote depravado, el pedófilo infiltrado en la iglesia de Roma, el gran sodomita protegido por la curia. Solo paredón de fusilamiento cabía para ese monstruo del Averno.
Marcial Maciel, el gran sofista homosexual, sigue siendo protegido por los idólatras de Roma, esta vez con el perdón.
Marcial Maciel, para disimular sus crímenes y robos, fundó la maligna orden Legionarios de Cristo. Aquí en España la llamaban los Millonarios de Cristo, porque era condición necesaria para ser admitido la de ser millonario. Y todo iba para el bolsillo del degenerado. Y parte por supuesto a Roma. Fue protegido por los últimos papas hasta que cambió este mundo por el de fuego eterno, donde estará sufriendo el castigo reservado para los sodomitas, según nos dice Dante.
Vade retro satanás, nunca perdones a la Bestia. Es una afrenta a todos los católicos acollararse con la Bestia.