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Las tres iniciaciones en la novela «El misterio de Belicena Villca»

Por Maximiliano Díaz

Aporte para los Viryas semidespiertos con predisposición gnóstica que comienzan a estudiar la obra de Nimrod del Rosario:

Tal vez ustedes como yo en el pasado se pregunten: ¿Y quién me otorgará la iniciación ahora que no hay pontífice encarnado? ¿Quién me revelará el secreto de la salida secreta o del ángulo recto? ¿Quién me enseñará la lengua de los pájaros compuesta por 13 runas arquetípicas más tres runas increadas, lengua necesaria para comprender el significado de tirodinguibur y poder así comprender a la serpiente con el signo del origen y ser libre en el origen? ¿de dónde sacaré las piedras necesarias para utilizarlas como lapis opositionis? ¿Quién me enseñará los secretos de la sabiduría lítica necesarios para construir el arquémona?etc. etc. etc.

Veamos el caso del Dr. Arturo Siegnagel:

El Dr. Siegnagel recibió las tres iniciaciones hiperboreas

Primera Iniciación hiperbórea:

Fue despertado y orientado hacia el Selbst, o lo que es lo mismo, fue «nombrado» caballero tirodal.

Segunda Iniciación hiperbórea:

Su Yo fue aislado del sujeto anímico e ingresó al centro de la odal en la plaza tau (previa revelación o gnosis de la salida secreta), se localizó permanentemente en el Selbst, fue nombrado pontífice hiperboreo o lo que es lo mismo fue «armado» caballero tirodal.

Se hizo acreedor a esta segunda iniciación por haber luchado contra el alma creada (extensión del demiurgo) y haber vencido a los guardianes del laberinto, es decir a los símbolos sagrados dominantes que le cerraban la salida, esto lo logró adoptando una actitud graciosa luciférica mediante su voluntad de SER lo que verdaderamente ES.

Tercera Iniciación hiperborea:

El Dr. Siegnagel se transmutó en Siddha Inmortal y su furor Berserker lo llevó a «tomar el cielo por asalto» (y por supuesto, regresó al punto tau, supo el misterio de su propia caída primordial, construyó el puente infinito, recuperó la hostilidad esencial, revirtió al Espíritu-esfera desorientado, etc. etc. etc.)

¿Cuándo y cómo recibió el Dr. Siegnagel estas tres iniciaciones?

PRIMERA INICIACION:

La primera iniciación le vino simplemente de leer «La Carta de Belicena Villca»

Sin embargo, estaba escrito que la paz sería breve: en menos de una hora mi vida se hizo trizas y un futuro de Médico, Antropólogo, Catedrático, es decir de profesional cabal, desapareció como probable Destino para mí. En la casa de mis padres me esperaba la carta de Belicena Villca y el comienzo de la locura. ¡Si tan sólo no la hubiese leído! ¡Cuánto dolor, muerte y duelo causé a mis seres queridos por haber leído aquella carta y, lo más nefasto, haber creído en lo que ella decía! ¡Y con seguridad, nada nos habría pasado de no recibir la carta! ¡Cuánto me arrepentiría tres meses después por haberle dado crédito, en ese mismo lugar! El lunes siguiente comenzaban mis vacaciones, y al volver al Hospital, en Marzo, todo estaría olvidado. ¡No debí leerla: esa fue mi última oportunidad de continuar siendo normal, es decir, cómoda y mediocremente normal, amado por todos, respetado por todos, y, desde luego, por el Buen Creador! ¡Sí, no es una blasfemia: el Buen Dios Creador debía estar orgulloso de mí: no interfería para nada sus grandiosos planes, y contribuía en la medida de lo posible al Bien común ¿qué más se podía esperar de un humilde Médico Psiquiatra salteño? Pero mucho me temo que ahora que lo he perdido todo, hasta he perdido el favor del Creador. Habrá que leer la carta de Belicena Villca y conocer el resto de la historia para disentir o coincidir conmigo. Como dije, no debí haberla leído y todo habría continuado igual. Pero está visto que en la vida de ciertas personas hay como trampas cuidadosamente montadas: basta tocar un resorte para que se desencadenen mecanismos irreversibles(El Misterio de Belicena Villca pag. 16)

Puede el lector dar rienda suelta a la imaginación. Nunca logrará representarse las emociones y el estado de total perturbación en que me sumió la lectura de la carta de Belicena Villca. Fue algo muy extraño para mí; a medida que leía fui experimentando una pluralidad de estados de ánimo. Así pasé del escepticismo inicial a la sorpresa, de ésta al estupor, de allí salté a la curiosidad, y sucesivamente a mil sensaciones más.

Finalmente, un entusiasmo primitivo e insensato se apoderó de mí y, en vez de rechazar la carta como una impostura, actitud lógica y perfectamente justificada, hice todo lo contrario, sellando así mi suerte: ¡decidí emprender la aventura!

Recién terminaba de leer la carta y, casi sin reflexionar, había tomado una decisión, ¿por qué? Trataré de explicarlo. Hasta el momento de leer la carta de Belicena Villca mi vida estaba vacía de ideales. Tenía un brillante futuro profesional y cuanto necesitaba para mi confort; era afortunado con las mujeres y aunque ninguna lograba ganar mi corazón, eso tarde o temprano ocurriría. Todo hacía preveer que mi vida se desenvolvería por los carriles que conducen al éxito mundano. Y sin embargo algo fallaba en este esquema porque no era feliz. Poseía paz y tranquilidad material pero muchas veces la tristeza me agobiaba; presentía que a mi Espíritu le faltaba un horizonte hacia el cual mirar, un ideal, una meta quizás, digna del mayor sacrificio.  (El Misterio de Belicena Villca pag. 410)

 SEGUNDA INICIACION

Esta era una sensación totalmente distinta. Lacerante y dolorosamente aguda podía traducirse en una palabra: abandono.

Me sentía solo y cósmicamente abandonado, pero en esa sensación de abandono, compenetrada, había una segunda sensación, más sutil pero menos dolorosa: era como un reproche mudo que vibraba en el fondo de mi Alma, pero a una profundidad inimaginable. Era el reproche de un Dios que se transmitía a través de un espacio sin dimensiones y que parecía llorar por una pérdida; una amputación metafísica de Su Substancia que era sufrida como sólo El es capaz de sufrir.

Y esa pérdida que reprochaba el Dios, era Yo mismo…

Yo que lo traicionaba, que cometía una herejía condenada y abominable.

Me sentía solo y cósmicamente abandonado, repito, pero en un grado tan intenso que por un instante creí morir.

Debe comprenderse que todo esto ocurrió muy rápido, quizás en unos minutos o segundos. Y lo más probable es que hubiese realmente muerto –esto lo comprendí mucho después– de haberme dejado ganar totalmente por ese extraño estado anímico.

Si no ocurrió así fue porque remotamente, en las fronteras ya de la conciencia que me abandonaba rápidamente, tuve una certera intuición: ¡esa emoción que me estaba matando era externa a mi propio ser!

No era Yo quien se lamentaba y gemía emotivamente con una fuerza tal que lo llenaba todo; que atravesaba mis múltiples esferas de percepción y se difundía por la realidad circundante; que disolvía mi conciencia al perder la diferenciación entre sujeto y objeto.

Lo curioso fue que al hacer consciente esta intuición, todo se cortó de golpe, en un estallido silencioso y brillante en el que creí distinguir fugazmente un círculo blanco que me rodeaba.

Es decir, no todo se cortó, porque ahora la sensación se había trasladado totalmente fuera mío, al Mundo concreto.

Yo me sentí de pronto lúcido y alerta, mientras a mi alrededor, los muebles, el piso, las paredes del Departamento, todo parecía irradiar una maldad espantosa y amenazadora. Era algo tenebroso que se inducía epidérmicamente, que se percibía con todo el cuerpo, con cada órgano, con cada átomo. El mismo estado anterior, pero invertido y exacerbado: la soledad cósmica profunda era ahora, pura Presencia; el abandono: un llamado mudo, pero de una violencia irresistible; el reproche del Dios, que parecía tan Divino al brotar de las honduras del Alma, se había convertido en un rugido bestial, obsceno y agraviante.

No es posible expresar con palabras lo que viví entonces; sólo puedo dar una pálida idea si digo que esa Fuerza Primordial era vagamente semejante al aliento de una bestia enorme y maligna.

Un aliento fétido y ofensivo que brotaba de todas las cosas, que eran a su vez las vísceras, los órganos, de ese Dragón erizado y peligroso. Un aliento que imponía su Presencia llena de Vida; pero esta Vida era al Espíritu, lo que el ruido es a la música: vil imitación y miserable copia. Un aliento voluptuoso que halaba y exhalaba en una cadencia grosera y animal.

En el silencio y la calma de la noche, esta Presencia se realzaba viciando el aire de amenaza; como si, invisible y poderoso, un Enemigo mortal me acechara presto a arrojarse sobre mí; para cobrar mi vida y más que mi vida…

Tenía la impresión de haber caído a un brumoso precipicio del que fui rescatado antes de llegar al fondo. Estaba ahora parado al borde del Abismo, milagrosamente a salvo, pero víctima de esa aprensión que sólo experimenta el que sobrevive al desastre. Por eso permanecí inmóvil y no huí de aquel ambiente cargado de una maldad indescriptible, que parecía dirigirse agresivamente hacia mí.

Y esa inmovilidad, serena y reflexiva, parecía excitar más la tensión dramática, elevándola a niveles insoportables.

Comprendí en ese momento que “lo que irradiaba la Materia” –como quiera que esto se llame– estaba perdiendo su capacidad de actuar sobre mí, pues, en medio de la insoportable tensión, se adivinaba como una impotencia para consumar la agresión. Al llegar a este punto, parecía que todo iba a estallar, a volar en pedazos por el aire… (El Misterio de Belicena Villca pag. 433 y 434)

 Lo sintetizaré cronológicamente. Al parecer, el proceso comenzó realmente cuando tuve esa intuición de no ser Yo quien sufría y agonizaba, quien padecía el dolor de la extinción de la vida. Entonces, dije, “todo se trasladó afuera”. En verdad, en ese instante fue patente para mí que el dolor y el sufrimiento, la agonía de la vida y la misma vida, eran cosas ajenas, de naturaleza no espiritual. Vale decir, que en ese instante, había distinguido claramente entre el Espíritu y el Alma, entre mi Yo espiritual y mi naturaleza animal. Había comprendido que el Espíritu no conoce el dolor ni el miedo, sino que es pura Alegría y Valor, puro Honor resuelto, pura Fuerza volitiva.

Y entonces “vivir” o “morir” no significaron nada para mí porque ya me encontraba más allá de la vida y de la muerte, tal vez más allá, también, del bien y del mal.

Fue allí cuando el Alma, y el Dios del Alma, perdieron la capacidad de actuar sobre mi Yo y se disolvió una como Ilusión Antigua, se cortó uno como Encantamiento Primordial: de pronto todo lo anímico y vital, que era asimismo todo lo maligno, se trasladaron “fuera” de mi Yo, a mi cuerpo animal y al Mundo donde habita el cuerpo animal. Por primera vez me sentí Yo, solo Yo; Yo, rodeado por las Potencias de la Materia; Yo, sitiado por el Dios Creador del Universo. Y entonces, indudablemente como consecuencia de haber sostenido una batalla contra el Alma, y haber resultado vencedor, se produjo la Visión y recibí la ayuda buscada.  (El Misterio de Belicena Villca pag. 436)

TERCERA INICIACION

La tercera iniciación le vino al buen Dr. «en sueños» mientras dormía.

Habían transcurrido no más de siete u ocho minutos pero Yo estaba dormido profundamente cuando entró tío Kurt. Quizás porque acumulaba mucho cansancio, quizás para no pensar en Katalina, que horas antes ocupaba aquella habitación con sus niños hasta que sintió que su sangre se transformaba en fuego, lo cierto fue que apenas apoyé la cabeza en la almohada comencé a soñar. Era un sueño simbólico, extraño, pero muy sugestivo: me encontraba sin saber cómo, en un edificio de muchas plantas, comunicadas entre sí por innumerables escaleras; Yo andaba tras la búsqueda de algo y subía y bajaba las escaleras sin dar con su paradero; de pronto, al ascender por unas gradas de piedra verde, accedí a una plataforma cuadrada sin salida; iba a emprender el regreso cuando advertí un sutil movimiento en una de las paredes que rodeaba la plataforma; me volví, y al observar con detenimiento, comprendí que aquella pared era en verdad un espejo; al principio el espejo me reflejó a mí, a mi aspecto exterior, y por eso lo que ocurrió a continuación me tomó completamente desprevenido: paralizado de terror descubrí que una enorme y espantosa araña negra me observaba con igual detenimiento; enseguida adiviné que esa araña era Yo mismo, o algo de Mi Mismo que se reflejaba afuera ; venciendo la aprensión que me embargaba, estiré timidamente una mano hacia el espejo, al tiempo que la araña adelantaba su pata delantera izquierda hacia esa dirección; sobre la superficie especular, nos rozamos; entonces la araña se erizó, como decidida a picar, y en medio de mi horror, saltó hacia adelante, salió del espejo y cayó sobre mí, dentro de mí, hundiéndose en el Fondo de Mi Mismo; la terrible experiencia me obligó a cerrar los ojos, pero luego los abrí de nuevo, aún paralizado, y vi nuevamente al espejo: pero ya no reflejaba a la araña sino a una maravillosa y bella Espada; la reconocí al instante, se trataba de la Espada Sabia de la Casa de Tharsis, inconfundible con sus dos gavilanes en el arriaz, su Piedra de Venus, su empuñadura de marfil espiralado de cuerno del Barbo unicornio y la leyenda “Honor et Mortis”; estaba como animada, como provista de una vida que se asomaba furtivamente detrás de la forma simbólica; una vez más llevé mi mano hacia el espejo, notando asombrado que ahora podía atravesar la superficie; llegué pues hasta la Espada con intención de tomarla, pero al rozarla, ésta se transformó sorpresivamente y también saltó hacia mí, entró en mí, se trasladó a lo profundo de Mi Mismo; mas esta vez no fue una araña sino una Dama, la más bella que jamás haya concebido, sólo comparable con la Belleza Increada de la Virgen de Agartha, la que reingresó en Mí Mismo, y a la que sólo ví furtivamente, tal como Ella permitía que se percibiera Su Vida Eterna bajo la Vestimenta simbólica, Vrúnica, de la Espada Sabia; en ese instante nupcial, al verla por primera y última vez en la vida, grité sin saber por qué: “¡te he reencontrado!”; y Ella me besó al pasar, perdiéndose en la Negrura Infinita de Mí Mismo, y dejándome sumido en un éxtasis indescriptible, más helado que nunca, más duro que nunca, más completo que nunca: Piedra de Hielo, Hombre de Piedra, Mujer Kâlibur, Espada Sabia, Kâli; ¡OH Kâli!. “¡OH, Kâli!”, murmuraba, al entrar tío Kurt y transportarme a la amarga realidad del funeral de Cerrillos. Me costó recobrar la lucidez, luego de ese sueño tan vívido, (El Misterio de Belicena Villca pag. 719 y 720)

¿Vieron como el Dr. Siegnagel se transmutó en Siddha Berserker, en piedra vajra sin necesidad de ceremonia, ni de pontiífice tirodal (él mismo era ya pontífice) ni tampoco ritual del tantra kaula de los cinco desafíos? TODO LE VINO POR SI MISMO, TODA LA GNOSIS NECESARIA LE VINO POR SU VOLUNTAD INQUEBRANTABLE DE REGRESAR AL ORIGEN Y DE SER LO QUE VERDADERAMENTE ES, O SEA, DE SU LUCHA CONTRA EL ALMA CREADA.

¿Porqué el buen Doctor no se fue inmediatamenta al Valhalla?

Porque debía quedarse para cumplir una misión.

¿Cuál es esa misión?

La misión de él y la de todos los que leen y creen en La Carta de Belicena Villca y los que leen, comprenden y aceptan los FSH es la siguiente:

¡Ese es el verdadero motivo de la gran maniobra, neffe! ¡Que tú te acerques a quienes esperan, en el momento justo, en el kairos de la Batalla Final!

Ese es el significado espiritual de toda esta serie de coincidencias: ¡aproximar el Signo del Origen al kairos de la Batalla Final! ¡Ese es el verdadero motivo de la gran maniobra, neffe! ¡Que tú te acerques a quienes esperan, en el momento justo, en el kairos de la Batalla Final!

Ese es el significado espiritual de toda esta serie de coincidencias: ¡aproximar el Signo del Origen al kairos de la Batalla Final! (El Misterio de Belicena Villca pag. 657)

 «Aproximar el Signo del Origen al kairos de la Batalla Final» o dicho de otra manera: «Poner a los hombres dormidos en contacto con los Dioses» o lo que es lo mismo pero dicho de otro modo: «Localizar a los elegidos y prepararlos iniciáticamente para afrontar con honor el fin de la historia» Y ESO ES LO QUE INDEFECTIBLEMENTE SE VIENE HACIENDO DE ACUERDO A LA VOLUNTAD DE LOS DIOSES MEDIANTE LA LECTURA DE LA NOVELA MAGICA Y LOS FSH, las dudas, opiniones, reflexiones, diferentes puntos de vista, coincidencias y preguntas que los viryas se hagan en los mil y un sitios y foros de internet acerca de la SH, no significan nada, LO IMPORTANTE ES QUE LA NOVELA Y LOS FSH ESTAN SIENDO LEIDOS POR AQUELLOS QUE DEBIAN LEERLOS.

¿Existe actualmente la Orden Tirodal ahora que el pontífice desencarnó y se fue a Valhalla y disolvió la Orden?

¿Existe el III Reich actualmente o debemos esperar el advenimiento del IV Reich? No habrá IV Reich porque el III Reich PERMANECE, no ha sido derrotado militarmente y volverá a contraatacar.

¿En cuál realidad debemos creer, en la realidad del führer muerto en Berlín o en la realidad del führer vivo en los oasis antárticos y en Agartha?

Lo mismo es con Nimrod del Rosario y la Orden Tirodal:

¿En cuál realidad debemos creer, en la realidad del pontífice muerto y la Orden disuelta o en la realidad del pontífice desencarnado y la Orden existente pero invisible?

La Orden y el pontífice PERMANECEN y su misión está siendo llevada a cabo y hoy como ayer, pertenecen a la Orden quienes leen, aceptan y comprenden los FSH.

La Orden PERMANECE pero sólo los Siddhas saben quienes la integran y como está siendo llevada a cabo su misión, aunque los mismos integrantes que están llevando a cabo esa misión no lo sepan.

DOS CONSEJOS INAPRECIABLES DE KURT VON SÜBERMANN:

1 Sobre la lectura de los FSH:

Según Konrad Tarstein para recibir la Iniciación Hiperbórea debía purificarme previamente. Con ese fin fue introduciéndome en ese maravilloso conocimiento que es la Sabiduría Hiperbórea. Pero, debo aclarar, esta enseñanza no constituye un mero saber, una información suspendida en la memoria para ser utilizada en los juicios racionales. Por el contrario Tarstein recomendaba no memorizar en lo más mínimo y, de ser posible, olvidar lo conversado, pues el objetivo de la instrucción apuntaba a despertar la Memoria de Sangre, fenómeno que sólo se podría lograr si el conocimiento adquirido actuaba gnósticamente sobre la cepa hiperbórea primordial que constituye la Divinidad del virya. (el Misterio de Belicena Villca pag.552)

Vale decir, que todos los que participaban de la operación, o de su secreto, el Führer incluido, estaban aguardando mi Iniciación, esperando el momento en que Yo adquiriese conciencia espiritual de la Clave del Signo y me pudiesen exponer la misión en el Asia. Creo que jamás sentí tanta vergüenza como entonces: Yo, el estúpido y arrogante aprendiz de Iniciado, había perdido meses, meses preciosos, tratando de profundizar racionalmente en la Sabiduría Hiperbórea de la Orden Negra; al fin, comprendiendo que transitaba por un callejón sin salida, que era presa de una trampa de la lógica, busqué en mi Espíritu la Verdad última que la razón, y el conocimiento racional, me negaban; y propicié así el Kairos Iniciático, de acuerdo a la confirmación que de él hicieron los Iniciados de la Orden Negra; luego fui Iniciado y Konrad Tarstein me explicó el carácter de la misión (El Misterio de Belicena Villca pag. 561)

 2 Sobre la persona del Pontífice:

“Pero la Iniciación Hiperbórea, que es la Primera de las tres que requiere la liberación espiritual y el Regreso al Origen, –prosiguió Oskar– sólo puede ser administrada por quien exhiba la Segunda Iniciación, es decir, por un Pontífice Hiperbóreo. Nimrod es, por lo tanto, un Pontífice Hiperbóreo. Cómo obtuvo su Segunda Iniciación, nadie lo sabe, pero tú y Yo conocemos muy bien que sólo los Superiores Desconocidos, los Señores de Venus, los Dioses Hiperbóreos la conceden. Naturalmente, para cumplir con su misión, este Iniciado se ha prefabricado un pasado lo más consistente posible, valiéndose para ello de su irresistible poder sobre la estructura ilusoria de la realidad. Mas esto no nos interesa: su pasado, y las contradicciones que en él puedan ser probadas, solamente interesan al Enemigo. Para nosotros, Querido Kurt, lo cierto, lo innegable, es que su Sabiduría proviene de una Fuente irreprochable: los Señores de Agartha”. (El Misterio de Belicena Villca pag. 473 y 474)

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Luis Felipe Moyano cuando era niño

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Luis Felipe Moyano en la Antártida Argentina

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Luis Felipe Moyano en su juventud

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Un comentario

  1. BLACKWOLF

    Lo que escribió esa persona está muy bien, muy aclaratorio sobre la autoiniciación de Arturo, pienso que les va a ayudar a los que tienen todas esas inquietudes que él pone al comienzo, y que es casi lógico que muchos se deben plantear. Claro que cada uno puede promover su autoiniciación, que quizás sea diferente la forma, pero lo importante es que esa posibilidad existe.

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